BEIRUT— Los rebeldes sirios invadieron Hama el jueves, obligando a las tropas gubernamentales a retirarse de la ciudad central de importancia estratégica y asestando un doloroso golpe al presidente Bashar Assad.
La toma de Hama sigue a la captura de Alepo, el centro industrial de Siria, por parte de los rebeldes la semana pasada, en una ofensiva relámpago que puso fin a un estancamiento de años entre el gobierno de Assad y la oposición que prometía desalojarlo desde 2011.
En los últimos días, tropas del ejército se dirigieron a Hama en un esfuerzo por frenar el impulso de los rebeldes. Pero el miércoles, lo que el ejército llamó “grupos terroristas” pudieron ingresar a la ciudad por varios lados.
En un comunicado, el ejército dijo que se había reposicionado fuera de la ciudad “para preservar las vidas de los civiles”.
Horas más tarde, un portavoz rebelde, el mayor Hassan Abdul Ghani, declaró a Hama “completamente liberada”. Los rebeldes se apoderaron del cuartel common de la policía y de varios aeropuertos militares, además de varias aldeas vecinas. Han rodeado varios focos de tropas del ejército en zonas rurales, según activistas progubernamentales y prorebeldes.
Encabezando la ofensiva rebelde está Hayat Tahrir Al-Sham, un antiguo afiliado de Al Qaeda que rompió vínculos con el grupo en 2016 y controla partes del noroeste de Siria. A ellos se unen las facciones rebeldes respaldadas por Turquía que operan en el norte.
Activistas y combatientes de la oposición publicaron vídeos en las redes sociales que mostraban su entrada a Hama. Otras imágenes mostraban a los prisioneros saliendo alegremente de la prisión central de la ciudad después de la toma del poder por los rebeldes. El gobierno había detenido a decenas de miles (algunas estimaciones dicen que más de 100.000) de personas en lo que los grupos de derechos humanos han llamado condiciones similares a las de un gulag.
El éxito de la oposición pone en duda el resultado de una guerra que hasta la semana pasada Assad parecía haber ganado. En el espacio de ocho días, los rebeldes atacaron áreas que tomaron por primera vez en 2012 y que el gobierno necesitó años para recuperar, con el respaldo de Irán y Rusia.
La victoria en Hama, una ciudad que nunca cayó bajo management de la oposición, da a los rebeldes acceso a un importante nodo de transporte que conecta el centro del país con el norte y la costa mediterránea, donde el apoyo de Assad es más fuerte.
También hay simbolismo. Hama es famosa por la masacre de 1982, cuando el presidente Hafez Assad, padre de Bashar Assad, ordenó a las tropas someter una revuelta de los Hermanos Musulmanes, destruyendo dos tercios de la ciudad y matando a decenas de miles de personas.
Los rebeldes ahora han puesto sus miras en Homs, la provincia central que fue testigo de algunos de los combates más feroces de la guerra civil.
El revés llega en un momento inoportuno para Assad, ya que sus dos principales aliados enfrentan disaster en otros lugares. Rusia está distraída con Ucrania y no puede (o no quiere) dedicar importantes recursos militares, mientras que Irán y Hezbollah todavía se están recuperando de la campaña de Israel contra el grupo militante libanés.